lunes, 8 de enero de 2024

Prosopagnosia

 La palabra "prosopagnosia" deriva del griego "prosopon" (πρόσωπον), que significa "rostro", y "agnosia" (ἀγνωσία), que significa "ignorancia" o "falta de conocimiento". Por lo tanto, la prosopagnosia es literalmente la "falta de conocimiento de los rostros".

La prosopagnosia es una condición neurológica que se caracteriza por la dificultad o imposibilidad para reconocer caras, tanto familiares como desconocidas. Las personas con prosopagnosia pueden ver los rasgos faciales de una persona, pero no son capaces de asociarlos con un nombre o una persona específica.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prosopagnosia es una condición poco común, que afecta a aproximadamente 1 de cada 50 personas. Esto significa que, en el mundo, hay aproximadamente 780 millones de personas con prosopagnosia.

La prosopagnosia puede ser congénita o adquirida. La prosopagnosia congénita es una condición que está presente desde el nacimiento. Se cree que es causada por una anomalía en el desarrollo del cerebro. La prosopagnosia adquirida puede ser causada por una lesión cerebral, como un derrame cerebral, un traumatismo craneoencefálico o una enfermedad neurodegenerativa. La prosopagnosia puede tener un impacto significativo en la vida de las personas que la padecen. Puede dificultar las relaciones sociales, el trabajo y la vida diaria. Las personas con prosopagnosia pueden sentirse aisladas y confundidas.

No existe cura para la prosopagnosia, pero hay algunos tratamientos que pueden ayudar a las personas con esta condición a mejorar su capacidad para reconocer caras. Estos tratamientos pueden incluir terapia cognitiva, entrenamiento visual y estrategias compensatorias.

En términos porcentuales, la prosopagnosia es una condición más común en mujeres que en hombres. Se estima que la prosopagnosia congénita afecta a aproximadamente el 2% de las mujeres y al 1% de los hombres. La prosopagnosia adquirida afecta a aproximadamente el 0,5% de las mujeres y al 0,2% de los hombres.


El término prosopagnosia fue acuñado por el neurólogo alemán Joachim Bodamer en 1947. Bodamer describió dos casos de pacientes que tenían dificultades para reconocer caras, incluso las de sus familiares cercanos. Los pacientes de Bodamer habían sufrido lesiones cerebrales, y Bodamer concluyó que la prosopagnosia era causada por una lesión en el lóbulo temporal derecho del cerebro.

La prosopagnosia también ha ayudado a los investigadores a comprender cómo las personas aprenden a reconocer caras. Los estudios han demostrado que las personas aprenden a reconocer caras a través de un proceso llamado aprendizaje asociativo. En este proceso, las personas asocian los rasgos faciales de una persona con su nombre u otra información.

Las personas con prosopagnosia tienen dificultades para aprender a reconocer caras porque tienen problemas para asociar los rasgos faciales con información. Esto se debe a que la lesión cerebral que causa la prosopagnosia puede dañar las regiones del cerebro que participan en el aprendizaje asociativo.

Las personas con prosopagnosia a menudo no saben que la tienen. Esto se debe a que, con el tiempo, aprenden a compensar su incapacidad para reconocer caras utilizando otros factores, como la voz, la forma de moverse o el contexto donde se relacionan con ellos.

Uno de los factores que las personas con prosopagnosia utilizan para identificar a las personas es la voz. Pueden aprender a reconocer a una persona por su timbre de voz, su acento o su tono. Por ejemplo, una persona con prosopagnosia puede reconocer a un amigo por su voz ronca o por su acento extranjero.

Otro factor que las personas con prosopagnosia utilizan para identificar a las personas es la forma de moverse. Pueden prestar atención a la postura, los gestos o la forma de caminar de una persona. Por ejemplo, una persona con prosopagnosia puede reconocer a un compañero de trabajo por su forma de caminar encorvada o por sus gestos exagerados.

Por último, las personas con prosopagnosia también pueden utilizar el contexto para identificar a las personas. Pueden asociar a una persona con un lugar específico. Por ejemplo, pueden reconocer a un profesor en la escuela, pero no en otro lugar.

Prosopagnosia congénita

La prosopagnosia congénita es una condición que está presente desde el nacimiento. Se cree que es causada por una anomalía en el desarrollo del cerebro, específicamente en el giro fusiforme facial, que es una región del cerebro responsable del reconocimiento facial.

Prosopagnosia adquirida

La prosopagnosia adquirida puede ser causada por una lesión cerebral, como un derrame cerebral, un traumatismo craneoencefálico o una enfermedad neurodegenerativa.

Las lesiones cerebrales que pueden causar prosopagnosia suelen afectar al lóbulo temporal derecho del cerebro, que es la región del cerebro responsable del reconocimiento facial.


El diagnóstico de la prosopagnosia se basa en una combinación de factores, que incluyen la historia clínica del paciente, un examen físico y pruebas neuropsicológicas. Las pruebas neuropsicológicas que se utilizan para diagnosticar la prosopagnosia evalúan la capacidad del paciente para reconocer caras. Estas pruebas pueden incluir:

Test de reconocimiento facial

El test de reconocimiento facial es una prueba en la que se presentan al paciente una serie de imágenes de caras. El paciente debe identificar a cada persona en la imagen.

Test de emparejamiento de caras

El test de emparejamiento de caras es una prueba en la que se presentan al paciente dos imágenes de caras. El paciente debe indicar si las dos caras son la misma persona o personas diferentes.

Test de descripción de caras

El test de descripción de caras es una prueba en la que se presentan al paciente una imagen de una cara. El paciente debe describir los rasgos faciales de la persona en la imagen.

No existe un tratamiento curativo para la prosopagnosia, pero existen algunas estrategias que pueden ayudar a las personas con prosopagnosia a compensar su condición. Estas estrategias pueden incluir:

Uso de pistas contextuales, como la voz, la ropa o el entorno, para identificar a las personas. Por ejemplo, una persona con prosopagnosia puede reconocer a un amigo por su voz o por la ropa que lleva puesta.

Uso de estrategias de memoria, como asociar a las personas con características físicas o eventos específicos. Por ejemplo, una persona con prosopagnosia puede asociar a un amigo con su pelo rojo o con el hecho de que lo conoció en la escuela.

Entrenamiento visual, que puede ayudar a las personas con prosopagnosia a mejorar su capacidad para reconocer caras. El entrenamiento visual puede incluir ejercicios como identificar caras en fotografías o en vídeos.

El tratamiento de la prosopagnosia debe ser individualizado, ya que las necesidades de cada persona son diferentes. El tipo de tratamiento que sea más eficaz dependerá de la gravedad de la condición y de las preferencias de la persona.

En general, el tratamiento de la prosopagnosia puede ayudar a las personas con esta condición a mejorar su calidad de vida. Las personas con prosopagnosia pueden aprender a compensar su condición y a llevar una vida normal.

Este trastorno sensorial es difícil de reconocer a simple vista. En un caso, ayudando a la agente del FBI Kate Moretti, pude diagnosticar este trastorno a un hombre que recibió un ataque de un asaltante que entró en su casa. Aunque era capaz de describir hasta el más mínimo detalle del forcejeo, era incapaz de recordar nada de su rostro. Tras unas pruebas, presentando a Moretti con otra ropa y diferente peinado, pude comprobar que no era capaz de reconocerla a pesar de que estuvieron cara a cara en un largo interrogatorio. El caso se complicó bastante a partir de ahí, sobre todo al demostrar que el mató a su esposa sin saberlo, ya que esta se hacía pasar por su amante para sacarle dinero, llevando una peluca morena y habiendose dado cuenta de la incapacidad de su marido para reconocer ningún tipo de rostros. ¡Vamos, un auténtico culebrón! En este caso había más gente implicada y fue un puzle interesante de descifrar. Lo que sí que no me gustó nada, y no está pagado, es que al entrar al edificio del FBI cambiaron los protocolos de seguridad y ahora tenía que pasar por un escáner de todo el cuerpo. Unos trastos muy perniciosos que provocan cáncer de piel, afecciones tiroideas, esperma mutado, etc. Es una violación de la intimidad. ¡Por ahí no paso! No era nada cómodo, pero preferí el cacheo tradicional de toda la vida.