miércoles, 6 de diciembre de 2023

Científicos españoles descubren las neuronas que provocan el mareo y cómo evitarlo

 

El mareo es una sensación subjetiva de movimiento o inestabilidad que puede ser causada por una variedad de factores, tanto físicos como psicológicos. Desde un punto de vista neurocientífico, el mareo se produce cuando hay una discrepancia entre las señales que reciben los órganos sensoriales que participan en el equilibrio. Estos órganos sensoriales son el oído interno, los ojos y los músculos y articulaciones del cuerpo.

Cuando hay una discrepancia entre las señales que reciben estos órganos sensoriales, el cerebro puede interpretar esta discrepancia como un mareo. Por ejemplo, si estamos sentados en un coche que gira, los canales semicirculares del oído interno detectarán el movimiento, pero los ojos no lo detectarán, ya que estamos sentados. Esta discrepancia puede provocar mareos.

El mareo es un fenómeno complejo que involucra a varias partes del cerebro. Las principales áreas del cerebro que se ven afectadas por el mareo son las siguientes:

    • El cerebelo: El cerebelo es una estructura que se encuentra en la parte posterior del cerebro y que es responsable de la coordinación del movimiento y el equilibrio. El cerebelo recibe información de los órganos sensoriales involucrados en el equilibrio, y utiliza esta información para controlar los movimientos del cuerpo y mantener el equilibrio.

    • El tronco del encéfalo: El tronco del encéfalo es una estructura que se encuentra en la base del cerebro y que controla funciones vitales, como la respiración, la circulación sanguínea y el equilibrio. El tronco del encéfalo también recibe información de los órganos sensoriales involucrados en el equilibrio, y utiliza esta información para mantener el equilibrio.

    • Los núcleos vestibulares: Los núcleos vestibulares son un grupo de neuronas que se encuentran en el tronco del encéfalo. Los núcleos vestibulares reciben información de los canales semicirculares del oído interno, y utilizan esta información para controlar los movimientos oculares y la postura corporal. Los núcleos vestibulares son los principales centros de procesamiento de la información del equilibrio. Cuando hay una discrepancia entre las señales que reciben los canales semicirculares del oído interno, los núcleos vestibulares pueden enviar señales erróneas al cerebro. Estas señales erróneas pueden provocar mareos, náuseas y vómitos. 

Un equipo de científicos españoles de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha descubierto las neuronas que provocan el mareo y cómo bloquearlas. El estudio, publicado en la revista PNAS, podría conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para el mareo, una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo.

Los científicos de la UAB estudiaron las neuronas que se encuentran en los núcleos vestibulares, una zona del cerebro que es responsable del equilibrio. Estos núcleos reciben información del oído interno, que es el principal órgano sensorial del equilibrio.

Los investigadores realizaron una serie de pruebas en los ratones para estudiar la actividad de las neuronas VGLUT2. En primer lugar, utilizaron una técnica llamada microscopía de fluorescencia para identificar las neuronas VGLUT2 en los núcleos vestibulares de los ratones.

A continuación, utilizaron una técnica llamada electrofisiología para medir la actividad eléctrica de las neuronas VGLUT2. Los resultados mostraron que estas neuronas se activan cuando los ratones se exponen a estímulos que pueden provocar mareos, como el movimiento en un vehículo o el mareo por altura.

Por último, los investigadores utilizaron una técnica llamada optogenetica para controlar la actividad de las neuronas VGLUT2. Esta técnica utiliza la luz para activar o desactivar genes específicos en las neuronas.

Los resultados mostraron que la activación de las neuronas VGLUT2 provocaba mareos, náuseas y vómitos en los ratones. Por el contrario, la desactivación de las neuronas VGLUT2 bloqueaba los efectos del mareo.

Los científicos también encontraron que estas neuronas envían señales a una zona del cerebro llamada núcleo parabraquial, encargada de generar sensaciones desagradables. Cuando estas neuronas se activan, envían señales al núcleo parabraquial, que desencadena las náuseas, los vómitos y otras sensaciones desagradables asociadas al mareo.

El gen responsable del mareo es la colecistocinina (CCK). La colecistoquinina es una hormona que se produce en el intestino delgado y que ayuda a la digestión de las grasas. También tiene un papel en la regulación de las náuseas y los vómitos.

Los investigadores del estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona encontraron que las neuronas VGLUT2 expresan el gen CCK. Esto significa que estas neuronas producen la colecistoquinina.

Cuando las neuronas VGLUT2 se activan, liberan colecistoquinina en el cerebro. La colecistoquinina estimula el núcleo parabraquial, que desencadena las náuseas, los vómitos y otras sensaciones desagradables asociadas al mareo.

Los investigadores demostraron que podían bloquear los efectos del mareo al inhibir la expresión del gen CCK. Esto sugiere que los tratamientos futuros para el mareo podrían centrarse en bloquear la producción de colecistoquinina por las neuronas VGLUT2.

La colecistoquinina es un gen importante que está implicado en una variedad de procesos fisiológicos, incluidos el mareo, las náuseas y los vómitos. El descubrimiento de que las neuronas VGLUT2 expresan el gen CKK es un avance importante en la comprensión del mareo.

Los investigadores demostraron que podían bloquear los efectos del mareo al inhibir la actividad de estas neuronas. Esto sugiere que los tratamientos futuros para el mareo podrían centrarse en bloquear la actividad de estas neuronas.

"Este descubrimiento es un avance importante en la comprensión del mareo", dijo el Dr. Pablo Machuca-Márquez, uno de los autores del estudio. "Podría conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para el mareo que sean más eficaces y seguros que los tratamientos actuales".

Los investigadores están actualmente investigando cómo podrían aplicarse sus hallazgos a la práctica clínica.

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