La amnesia anterógrada es un trastorno de la memoria que se caracteriza por la incapacidad de formar nuevos recuerdos después de un evento cerebral específico. El daño al hipocampo, la corteza entorrinal o los lóbulos temporales mediales puede causar este tipo de amnesia. Los pacientes con amnesia anterógrada pueden recordar eventos pasados, pero no pueden crear nuevos recuerdos después de la lesión cerebral. Esto significa que no pueden aprender información nueva o recordar eventos que han sucedido después de la lesión. Aunque la amnesia anterógrada puede ser una condición grave, existen algunas estrategias de rehabilitación que pueden ayudar a los pacientes a mejorar su capacidad de memoria.
La transformación de recuerdos de corto plazo a largo plazo es un proceso complejo que involucra diferentes áreas del cerebro. El hipocampo juega un papel crucial en la consolidación de la memoria, almacenando temporalmente los recuerdos y luego transfiriéndolos a la corteza cerebral para su almacenamiento a largo plazo. Durante este proceso, las conexiones neuronales se fortalecen y se estabilizan, haciendo que los recuerdos sean más resistentes al olvido. Factores como la atención, la repetición, el sueño y las emociones también influyen en la consolidación de la memoria.
Un presente efímero:
Las personas con amnesia anterógrada viven en un presente perpetuo. Los eventos que ocurren se desvanecen rápidamente, como olas que se retiran sin dejar rastro en la arena. No pueden recordar lo que desayunaron, lo que hablaron con un amigo hace unos minutos o si ya han realizado una tarea. Es como vivir en un bucle infinito, donde cada momento es nuevo y fugaz.
Ejemplos de la vida diaria:
Imagina levantarte cada mañana sin recordar quién eres, dónde estás o qué debes hacer ese día. Cada persona que conoces, cada lugar que visitas, cada experiencia que vives es nueva, como si la vivieras por primera vez. No puedes recordar el nombre de tu pareja, el rostro de tus hijos o la historia de tu vida. La rutina se convierte en una necesidad imperiosa, ya que las pequeñas acciones cotidianas, como preparar un café o lavarse los dientes, se tornan un desafío sin la memoria muscular que las guía.
Causas:
Las causas de la amnesia anterógrada son diversas, como:
Traumatismo craneoencefálico: Un accidente automovilístico, una caída o cualquier otro golpe en la cabeza puede dañar el hipocampo, una estructura cerebral crucial para la formación de nuevos recuerdos.
Enfermedades neurodegenerativas: Enfermedades como el Alzheimer o la demencia frontotemporal pueden afectar la memoria y la capacidad de crear nuevos recuerdos.
Infecciones: Algunas infecciones, como la encefalitis, pueden causar inflamación en el cerebro y afectar la memoria.
Consumo de drogas y alcohol: El consumo excesivo de alcohol o el uso de ciertas drogas puede afectar temporalmente la memoria.
Tipos:
Existen dos tipos principales de amnesia anterógrada:
Amnesia anterógrada pura: La persona solo tiene dificultad para crear nuevos recuerdos, mientras que los recuerdos antiguos se conservan. Un ejemplo de esto podría ser una persona que recuerda perfectamente su infancia y juventud, pero no puede recordar nada que haya sucedido después de un accidente automovilístico.
Amnesia anterógrada global: La persona tiene dificultad para crear nuevos recuerdos y también puede perder algunos recuerdos antiguos. En este caso, la persona puede tener dificultades para recordar incluso eventos de su pasado reciente.
Consecuencias:
La amnesia anterógrada puede tener un impacto significativo en la vida de una persona. Las dificultades para recordar información nueva pueden afectar el trabajo, las relaciones sociales y la vida diaria.
Tratamiento:
No existe un tratamiento específico para la amnesia anterógrada. El tratamiento se enfoca en la causa subyacente y en ayudar a la persona a adaptarse a su condición. En algunos casos, se pueden utilizar técnicas de rehabilitación para mejorar la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Viviendo con amnesia anterógrada:
Las personas con amnesia anterógrada pueden aprender a vivir con su condición y desarrollar estrategias para compensar sus dificultades.
Conocí un caso realmente complicado de amnesia anterógrada ayudando a la agente Moretti a resolver un caso de un asesino en serie llamado “el asesino de citas nocturnas”, muy conocido en 1986. Tan mediático entonces que fue galardonado como el crimen de la década de los 80. Su modus operandi consistía en que durante cinco semanas seguidas, los viernes desaparecía una chica y aparecía el domingo por la mañana maltratada y muerta en un vertedero. Nunca cogieron al asesino y desapareció, pero casi 40 años después volvió a aparecer con el mismo patrón y el FBI estaba desconcertada. Tenían una testigo que se salvó al explotar la estufa donde estaba retenida y lograron encontrarla aún con vida pero completamente traumatizada y con un brote psicótico. Se encontraba recluida en un hospital psiquiátrico. Ella era la clave para encontrar al asesino ya que, según el diario del asesino que encontraron, sabían que contactaba con sus futuras víctimas, de las que se enamoraba antes de secuestrarlas, y sentía que le rompía el corazón y las mataba. En el diario escribió sobre Leisy, así que debió de conocerla en persona. Si ella pudiese recordarlo, podrían detenerlo. El problema es que la mantenían drogada, casi en estado comatoso, por médicos negligentes que solo querían quitarse el problema en vez de preocuparse por su enfermedad. Al quitarle la medicación, pude comprobar que padecía amnesia anterógrada, producida por una gran acumulación de hemosiderina en el cerebro, ocasionada por una lesión traumática cerebral por la explosión, con lo que se dañó su memoria a largo plazo. Por lo que aún creía que tenía 17 años y que estábamos en 1986, justo el día antes de ser secuestrada. Gracias a que su madre mantuvo el cuarto igual, pudo seguir donde se quedó su mente y estar bajo los cuidados de su madre. Lo único es quitar los espejos para que no se mirase y se asustara al no reconocer a la mujer que veía en el reflejo. Gracias a lo que pudo contar, pude llegar a localizar al asesino y el FBI pudo detenerlo justo antes de que asesinara a otra víctima. Esta afección es poco común y no tiene cura, pero se le puede proporcionar cuidados adecuados para que pueda tener una vida lo mejor posible, y no como hacen en muchos hospitales psiquiátricos que se limitan a atiborrarles a pastillas. Me alegra haber ayudado a capturar al asesino, pero también a mejorar la vida de Leisy y a su madre a recuperar a su hija.